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Las películas del libro


«… Una noche, yo tendría siete años o así, mis padres se fueron a ver Lo que el viento se llevó y me dejaron con una vecina, Maruja, que me acostó en la misma cama con su hija Cristina. Fue la primera vez que sentí cosquilleos…» (Pág. 12)

 

«…Bueno, por qué no, ser inspector de policía, investigar, buscar la verdad, esas cosas». Supongo que alguna película me influiría, no lo recuerdo bien, tal vez El Cebo (1958) de Ladislao Vajda (Pág. 20)

 

«… o Agente Especial (1955), en la que trabajaba Cornel Wilde…» (Pág, 20)

 

«… que quería detener a Bogart en El Último Refugio…» (Pág 20)

 

«…y, claro, cines, los de Bilbao y El Azul, donde yo creía que había visto Helga —en la que, por supuesto me mareé…» (Pág. 25)

 

«… De todos mis años en Cataluña se me quedaron grabadas algunas películas: Mi noche con Maud (1969), El espíritu de la colmena (1973) o El desencanto (1976)» (Pág. 34)

 

«… De todo aquel periodo, recuerdo de manera especial El resplandor , de Kubrick, o Manhattan de Woody Allen… » (Pág. 63)

 

«… Cine, por supuesto, aunque poco, porque eran tiempos muy ajetreados. Recuerdo Carros de fuego…» (Pág. 75)

 

» … Recuerdo Cuerno de cabra, que tanto éxito tuvo por la secuencia de la violación. El Pequeño Cinestudio y el Bellas Artes se convirtieron en amigos personales… » (Pág. 75)

 

«… Recuerdo con emoción la visita del Dramaten, el gran teatro de Bergman, para representar La señorita Julia, de Strindberg. Era el día que acababan de asesinar a Olof Palme…» (Pág 100)

 


«…En el discurso me valí del nombre de Fabriciano para, dando un rodeo un tanto cultureta a través del puerto de Ostia, llegar a Pasolini y a la importancia delas buenas investigaciones. El cine…»
(Pág. 124)

(252) ostia (1970) – sergio citti, pier paolo pasolini la rosina – YouTube

 

«… A mi pueblo llevé a un grupo de aficionados a representar un fragmento de La Clase Muerta de Kantor (Pág 102)

 

«… Me asaltaron imágenes de Sam Peckinpah y su Pat Garret and Billy The Kid. Me sentía como Bob Dylan, testigo un poco confuso del enredo…» (Pág. 169)