Las músicas del libro
«… No conocía aún a Josquín Desprez -me lo descubrió Irazoki en La Nota rota sesenta años después-, pero entonar su Pange Lingua en aquel entorno era, y lo sigue siendo, emocionante…» (Pág. 9)
«… Él [Jugo] fue el que nos puso por primera vez el disco de Raimon Al vent, nos hacía oír la Pastoral de Beethoven para que comprobáramos si olíamos a tierra mojada después de la tormenta…» (Pág. 10)
» A Conchi la conocí por entonces. Fue con toda seguridad con la música de Gione Paolo, Sapore di Sale.. pero bien podía haber sido con Celentano…» (Pg. 12)